Ya era imposible trabajar en el salón de clases. La invasión de palomos revoloteaban en él, los excrementos caían desde el aire y no importaba si era la cabeza, o la ropa o los cuadernos los blancos de tales torpedos fecales.
¡Ya era insoportable entrar al salón de clases!
Pero poniendo anjeo en el espacio entre el techo y las paredes, la tranquilidad llegó al salón nuevamente.
Sentido común para solucionar problemas comunes, explica el rector, Óscar H. Pallares R.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario ayudará a que entre todos hagamos grande al colegio otra vez. Escriba con decencia y respeto.